Capacitar para crecer: el espacio que conecta a la industria con los trabajadores del futuro
El Instituto de Formación Profesional "Manuel Belgrano", ubicado en el Parque Industrial, cuenta con equipamiento para hacer una formación de calidad. Qué tipo de profesional buscan las empresas y el desafío de retener a los jóvenes.
El Instituto de Formación Profesional "Manuel Belgrano", ubicado en el Parque Industrial, cuenta con equipamiento para hacer una formación de calidad. Qué tipo de profesional buscan las empresas y el desafío de retener a los jóvenes.
En el ingreso al Parque Industrial de Sauce Viejo funciona el Instituto de Formación Profesional "Manuel Belgrano" que busca dar respuesta a una de las principales demandas del sector productivo: contar con mano de obra calificada. El espacio, gestionado por la Cámara de Industriales Metalúrgicos (Camsfe), se convirtió en un puente entre empresas, trabajadores y escuelas técnicas.
"Este instituto nació gracias a la donación de un empresario metalúrgico del parque y a partir de un convenio entre Camsfe -cámara regional que pertenece a Adimra-, el Parque Industrial y la Unión Industrial de Santa Fe. El objetivo fue darle vida al espacio y generar capacitaciones para nuestros asociados y para distintos interesados", explicó Angelina Macua, gerenta de Camsfe y del Parque Industrial de Sauce Viejo.
Las propuestas no se limitan a quienes ya están en actividad en las distintas empresas del parque industrial. "Las capacitaciones están destinadas en principio a los asociados, pero también reservamos cupos para desocupados registrados en oficinas de empleo del Ministerio de Trabajo, para docentes de escuelas técnicas o para los destinatarios de los distintos convenios que se realicen con entidades o municipios", precisó Macua.
Cada año se realiza una encuesta entre las empresas para identificar las necesidades de formación. Así se definen los talleres de oficios -con fuerte presencia de soldadura en sus tres variantes, Mig, TIG y por electrodo-, capacitaciones en diseño de piezas con SolidWorks, impresión 3D y operario metalmecánico básico, entre otros.
"Disponemos de licencias de programas costosos como SolidWorks, incluso una de ellas es para grandes piezas que fue fabricada por un joven de Franck. La idea es que los alumnos puedan diseñar e imprimir, y también que las empresas accedan a este servicio para resolver necesidades puntuales, como por ejemplo el merchandising que necesita o repuestos", señaló la gerenta.
Y aportó que "SolidWorks es una licencia costosa que no todas las empresas tienen la posibilidad de tenerla, y acá la disponemos de ella para que los ingenieros o quienes están en los departamentos de ingeniería de las empresas aprendan a usarla".
El instituto también organiza cursos de manejo seguro de autoelevadores, solicitados por las ART y dictados por docentes de la UTN, así como otras capacitaciones. "Tenemos aulas equipadas con computadoras y damos cursos de excel básico o avanzado, entre otras. La Inteligencia Artificial es una demanda de formación en auge, y ya hicimos un trabajo con el Ministerio de Trabajo para comenzar a explorar su aplicación en la industria", adelantó Macua.
Una apuesta estratégica
Para Macua, el valor de este espacio de formación está en la conexión directa con las necesidades productivas. "Acá contamos con las máquinas que usan las empresas, lo que le da un plus a quien se capacita. El desafío es acompañar a los jóvenes en su inserción laboral, y a la vez darle a la industria el talento que necesita para crecer", remarcó.
Según estimó, este año pasarán por el instituto alrededor de 200 personas. "Cada curso que abrimos es una oportunidad de mejorar la empleabilidad y de fortalecer al sector. Es nuestra manera de asumir la responsabilidad social que tenemos como empresarios: formar a quienes serán los trabajadores de mañana", concluyó.
Otra de las experiencias recientes fue un curso de soldadura exclusivo para mujeres. "Siempre decimos que los cursos son mixtos, pero al promocionarlo como exclusivo logramos que más chicas se animaran a inscribirse. Esto fue posible gracias a un subsidio del Área de Género de la provincia", destacó.
La articulación con las escuelas técnicas es otro pilar del proyecto. "Existe un bache en los contenidos curriculares, muchos de ellos desactualizados desde hace décadas, y también en la formación docente. Por eso trabajamos junto al Ministerio de Educación en generar vínculos más estrechos entre directivos, empresarios y los propios estudiantes", explicó.
Motivar a las futuras generaciones
-¿Cuáles son las mayores necesidades de profesionales capacitados en la industria? ¿Cómo se articula con la educación?
-Nosotros trabajamos mucho con el Ministerio de Educación. El próximo 3 de noviembre haremos una jornada en el Museo de la Constitución titulada "El futuro del talento en la industria", destinada a directores de escuelas técnicas y empresarios. Queremos reflexionar juntos sobre cómo motivar a las nuevas generaciones y adaptar los puestos de trabajo a sus expectativas. Va a estar presente Patricia Jebsen, que viene desde Buenos Aires y es una especialista muy escuchada.
La idea es analizar cómo nos aggiornamos a las nuevas generaciones y qué piden los chicos para los puestos laborales. Sucede que los jóvenes ingresan a trabajar en una empresa y a veces se aburren o quieren cambiar, y el empresario no sabe cómo retenerlos. Por eso buscamos generar herramientas: ver cómo las áreas de recursos humanos pueden motivar de manera individual, y no masiva, a cada trabajador.
-¿Los egresados de escuelas técnicas salen hoy formados o existe un bache en la preparación?
-Hay un bache en varios puntos. Los contenidos curriculares necesitan actualizarse, en algunos casos quedaron 30 años atrás. También la formación docente: hay profesores que enseñan oficios sin haber trabajado nunca en una industria. Los chicos salen con título de técnicos, pero muchas veces sin las competencias que requiere la empresa o sin la preparación para un emprendimiento propio.
Ahí tenemos una responsabilidad compartida: los empresarios acercarnos a las escuelas, y los directivos acercarse al sector productivo. En este marco, las "prácticas profesionalizantes" son clave. Los estudiantes deben cumplir 200 horas en empresas, pero para eso tienen que existir compañías dispuestas a recibirlos y generarles un espacio real de aprendizaje.
-¿Las empresas del Parque Industrial reciben practicantes?
-Sí, muchas lo hacen. Además, el Ministerio de Educación resolvió la cuestión del seguro, que era una preocupación constante de las empresas. Hoy ese obstáculo ya está superado. El desafío es que los empresarios destinen tiempo y tutores para acompañar a los jóvenes. En las escuelas técnicas, para la mayoría es su primera experiencia laboral: tienen mucho más para aprender que para aportar.
Entonces, nuestra tarea como Cámara, como Parque y como Unión Industrial es acompañar ese proceso, aunque sea a mediano y largo plazo. Si no, después nos encontramos con empresarios que se quejan de que los chicos no saben nada, y al mismo tiempo exigen un plus salarial por tener el título de técnico. La única salida es generar espacios reales de formación en el trabajo.