Cómo afecta la calefacción del hogar a los animales durante el invierno
El calor artificial puede alterar su comportamiento, provocar molestias respiratorias y generar riesgos si no se toman precauciones dentro de los ambientes cerrados.
El calor artificial puede alterar su comportamiento, provocar molestias respiratorias y generar riesgos si no se toman precauciones dentro de los ambientes cerrados.
Con la llegada del invierno, es común que muchas familias enciendan estufas, radiadores, caloventores o sistemas centrales de calefacción para mantener el hogar a una temperatura agradable. Sin embargo, lo que para los humanos representa un alivio frente al frío, puede tener efectos diversos en la salud y el comportamiento de perros, gatos y otras mascotas.
Conocer los riesgos y precauciones vinculados al uso de la calefacción en presencia de animales es fundamental para garantizar su bienestar durante la temporada invernal. Por eso, desde Revista Nosotros te compartimos todos los detalles.
Principales cambios
El calor constante dentro del hogar puede generar alteraciones en las rutinas de las mascotas. Los gatos, buscan acercarse demasiado a las fuentes de calor, ya sea por curiosidad o por instinto de buscar superficies cálidas para descansar. Esto puede llevar a que pasen muchas horas inactivos o incluso a quemaduras leves si el contacto es directo con estufas, radiadores o paneles eléctricos.
Riesgos comunes al usar calefacción con animales.
En perros, la sobreexposición al calor artificial puede generar somnolencia excesiva, pérdida de apetito o incluso cierta irritabilidad si el ambiente está mal ventilado. A esto se suma que, con temperaturas agradables dentro de casa, tienden a reducir los paseos diarios, lo cual impacta en el ejercicio que el animal necesita para mantenerse activo y saludable.
Por eso, es recomendable sostener rutinas que incluyan movimiento y estimulación, aún en días fríos, y evitar que el confort térmico se traduzca en un sedentarismo perjudicial.
Problemas asociados al calor artificial
La calefacción prolongada, especialmente si el ambiente no se humidifica adecuadamente, puede generar sequedad en el aire, lo que a su vez afecta las vías respiratorias de las mascotas. Tanto perros como gatos pueden presentar estornudos frecuentes, congestión nasal o tos seca como consecuencia del ambiente calefaccionado sin renovación de aire.
Además, la piel de los animales puede resecarse, provocando picazón, descamación o pérdida de brillo en el pelaje. En algunos casos, los animales comienzan a lamerse excesivamente en determinadas zonas, generando irritación o pequeños eccemas. Los humidificadores de ambiente o recipientes con agua cerca de las fuentes de calor pueden ayudar a equilibrar la humedad del aire.
Otra recomendación importante es evitar ubicar las camas de las mascotas directamente frente a estufas u hornallas, ya que además del riesgo de quemaduras, pueden producirse cambios bruscos de temperatura si el animal luego sale al exterior, aumentando la probabilidad de resfríos o enfermedades respiratorias.
Seguridad ante todo
Los cachorros o animales inquietos, pueden morder cables, derribar estufas o acercarse peligrosamente a llamas abiertas. Es fundamental que cualquier sistema de calefacción esté bien instalado y tenga barreras o rejillas protectoras. Los braseros, las estufas a gas sin ventilación adecuada o los radiadores sin protección representan riesgos tanto para los animales como para el resto de la familia.
Los gatos suelen trepar o descansar sobre superficies cálidas, como hornallas apagadas, calefactores altos o incluso sobre caloventores. Si estos aparatos están encendidos o mal ubicados, pueden ocasionar quemaduras severas. Por eso, al elegir un método de calefacción, también es clave tener en cuenta la ubicación de las mascotas y su comportamiento habitual dentro del hogar.
Además, los cambios de temperatura muy bruscos entre distintas habitaciones o al salir de casa pueden generar un shock térmico en animales sensibles, por lo que se recomienda una transición gradual si es necesario llevarlos al exterior en días muy fríos.
Equilibrio y prevención
Mantener una temperatura confortable en casa es posible sin poner en riesgo la salud de las mascotas. Estimular el movimiento, ofrecerles un lugar cálido pero alejado de fuentes directas de calor, y prestar atención a cualquier cambio en su comportamiento o estado físico, son medidas simples que pueden evitar complicaciones.
El invierno exige ciertos cuidados extra, y nuestras mascotas también sienten los efectos del ambiente. Crear un entorno seguro y saludable para ellas es parte del compromiso que implica tener un animal en casa, incluso cuando todo parece estar bien calefaccionado.
Fuente: El Litoral